La Iglesia Católica considera como Cuaresma, el periodo que comienza desde el miércoles de Ceniza hasta la Semana Santa, uno de los tiempos más importantes del año por ser un momento de preparación para la Pascua, por lo tanto, tiempo que requiere reflexión y algunos sacrificios, teniendo como referencia el sufrimiento de Cristo hasta su resurrección.
Un ejemplo para nosotros sería el ofrecimiento de no comer carne, principalmente los viernes, el viernes Santo y el miércoles de ceniza. La acción de comer carne está relacionado a temas de fiesta, de grandes banquetes. Por eso no comer este alimento, nos recuerda la práctica de la sencillez en la actitud del comer. Es una actitud evangélica. Todavía más importante que pasar por privaciones, el periodo de la Cuaresma propone un tiempo de reflexión y que el ejemplo de Cristo, nos ayuda a pasar por un cambio interior. La Cuaresma es un tiempo de penitencia.
Son tres las practicas esenciales para este periodo: la oración, la caridad y el ayuno. Son 40 días para poder reflexionar, crecer en la conversión y en la apertura a Dios. Es tiempo también de caridad, de compartir con el hermano, de conocer más la palabra de Dios y de ver mejor a Cristo en el hermano, especialmente en el hermano más carente y necesitado.
Por tanto, encontremos tiempo para mejorar la oración, para pedir por las necesidades de nuestro mundo y de cada persona. El ayuno nos ayuda a privarnos de algo para que otros tengan que comer. Así practicamos la caridad con los que más necesitan.
La familia de las Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús les desea a todos un buen tiempo cuaresmal. Un buen tiempo de preparación para la gran fiesta de la Resurrección de Cristo. Si así vivimos experimentaremos las alegrías pascuales.
Texto escrito por: Hna. Maria Josefina Suzin, ASCJ
